loader image
LAS MEMORIAS DE ALDEA DE UN EXPRESIDENTE
16 de septiembre de 2022
BORGES, EL TANGO Y BUENOS AIRES
8 de octubre de 2022

CON DARÍO EN EL ALMA

Franco Sandoval / La pluma del colibrí

Suena exagerado pero digo la verdad: a Rubén Darío lo he llevado en el alma durante más de medio siglo. Lo empecé a leer a los ocho años estando en tercero de primaria. Leía en voz alta alguno de sus cuentos para que lo escuchara mi madre, afanada en las tareas de la tienda Los Ángeles allá en Moyuta.

Cerrando ese círculo de amistad, desde hace nueve años he estado leyendo toda su obra, sobre su vida y el modernismo infinidad de libros y artículos. El propósito de esta afanosa inquisición ha sido documentarme para escribir una novela. El hijo de Darío, la bautizó el colega y amigo Francisco Pérez de Antón. Con ella hace cinco años obtuve el premio único de novela de los Juegos Florales Hispanoamericanos de Quetzaltenango. La obra tenía entonces 159 páginas; ahora, revisada, corregida y super aumentada tiene 340. Me proponía publicarla a finales de este año, pero antes he decidido enviarla a un concurso internacional. Tengo fe en ella, pero sé que el criterio de un jurado tiene variantes y caprichos.

La novela «El hijo de Darío», la bautizó el colega y amigo Francisco Pérez de Antón. Con ella hace cinco años obtuve el premio único de novela de los Juegos Florales Hispanoamericanos de Quetzaltenango.

Franco Sandoval

Miles de cosas podría yo decir sobre este escritor nicaragüense. Para empezar, lo que le dio de comer no fue la poesía sino la crónica, un género mal conocido y poco cultivado. Gracias a La Nación, diario argentino que fue faro latinoamericano durante parte del siglo XIX y el XX, él contó con alguna plata para moverse y pensar en Chile, Argentina, Francia y España con leves incursiones en otras partes de Europa. 

A Guatemala le cabe el orgullo de que aquí estuvo Darío haciendo escuela periodística como fundador y director del Diario de la Tarde. También estuvo ya en camino hacia el cementerio en 1915. Me duele que el centenario de esa fecha fuera torpemente ignorado. Pero mejor hablemos de por qué el amigo Rubén Darío es grande, por qué ningún ismo podrá borrarlo del mapa literario de Hispanoamérica. 

Tengo la clara tesis de que con él se dio una conquista al revés: un latinoamericano conquistó España a través de sus letras, estilo e innovación. Una prueba de ello es que en 1935 Federico García Lorca y Pablo Neruda le rindieron tributo y homenaje conjunto en Buenos Aires. Ambos declararon ser herederos de sus creaciones. “Su palabra muestra incertidumbre incandescente”, afirmaba Neruda; “Fuera de normas, formas y escuelas, ha quedado en pie la fecunda sustancia de su poesía”, agregó García Lorca.


También le puede interesar: LAS MEMORIAS DE ALDEA DE UN EXPRESIDENTE


A nivel de conocimiento público hay varias poesías que son parte del itinerario intelectual y emocional de todo chico latinoamericano. Los motivos del lobo, por ejemplo, un homenaje emotivo al mínimo y dulce Francisco de Asís que convence al lobo sangriento para que cierre sus fauces y establezca amistad con la gente de la aldea. De Sonatina todos repetimos aquello de Margarita está linda la mar, poema que evoca una imagen de cuando él, siendo un chaval, veía a una niña chapoteando a la orilla del Pacífico; Lo fatal nos hace seguir afirmando Dichoso el árbol que es apenas sensitivo porque no hay mayor dolor que el de estar vivo ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Rubén Darío, escritor de origen nicaragüense y reconocimiento mundial.

Al hablar de Darío es casi obligado evocar París, ciudad a la que él llegó con motivo de la Exposición Universal de comienzos del siglo XX para contar a los lectores de La Nación lo que allí se exhibe. Antes al arribar a la estación de trenes Saint Lazare siente que llega a tierra sagrada. De allí para atrás y para adelante mucha agua corre debajo de los puentes del río Sena. Ya en San Salvador él había aprendido a leer en francés imaginando que Víctor Hugo, Baudelaire y Verlaine habitan otro planeta al cual un día él habría de llegar. París es ciudad del Arte, la Belleza, la Gloria, la capital del Amor, el reino del ensueño.

Pasados casi quince años el ensueño de la ciudad luz se va apagando: lo hastían las poses, los cabarets, las fáciles doncellas y drogas como la morfina y la cocaína; las consumen los alicaídos, entre ellos los médicos que la recetan con fines curativos. Lo que no se le puede regatear a Francia y su capital es que por esa ciudad y desde ella Rubén Darío nutrió al mundo de habla castellana con semblanzas, ideas y estilos artísticos que enriquecen nuestro acerbo.

El asunto de Darío sigue siendo un reto: él estará de nuevo entre nosotros, más vivo que cuando estuvo vivo, si en todas las escuelas, academias e institutos su obra es conocida, digerida e imitada, no como ejercicio de memoria sino como práctica de creativa sensibilidad por maestros y alumnos. Soñemos con que un día, antes del siglo XXX haya autoridades de Cultura y Educación medianamente cultas.

En cuanto a mi novel El hijo de Darío, ha pasado por una docena de correcciones, obsesión mía para subsanar mi carencia de talento. Juego bádminton desde hace 29 años, el mismo tiempo que tengo de practicar el arte literario de la novela histórica, algo parecido a correr una maratón de 42 kilómetros.


En pocos días iniciará el
Taller de formación de escritores.

Ingresa tus datos en el siguiente enlace y nos comunicaremos contigo próximamente.

https://forms.gle/RPQPmoMCyCCAkKB57